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Alfred Hitchcock y la inevitable psicosis del suspense

En el conocido libro “El cine según Hitchcock” podemos encontrar un fragmento de una entrevista con el talentoso François Truffaut donde el mismo Alfred Hitchcock decía lo siguiente refiriéndose a la creación del suspense:

“La diferencia entre el suspense y la sorpresa es muy simple […] Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de esta mesa y nuestra conversación es muy anodina, no sucede nada especial y de repente: bum, explosión. […] Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que el anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y sabe que es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa en la escena. […] En el primer caso, se han ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso, le hemos ofrecido quince minutos de suspense.”.

El maestro del suspense siempre dijo que el lenguaje cinematográfico era una herramienta muy útil para transmitir sensaciones distintas a través de los cambios en los detalles. Realmente, el cine de Hitchcock manifiesta las grandes posibilidades del uso sencillo y acertado de las imágenes en lugar de buscar formas imposibles y rebuscadas.

La imagen fílmica que encontramos en la filmografía del director, es una de las características que mejor definen el trabajo de Alfred Hitchcock, es imposible negar que cada escena rodada por este personaje habla por sí misma de manera icónica, dejando a un lado el papel infundido por los diálogos: es mejor mostrar que explicar y una explicación va más allá de las palabras.

Los encuadres, los metrajes y las expresiones (tanto faciales como corporales) de los actores, exponen mejor lo que este director buscaba transmitir a través de su obra, por lo que el rol del contenido trasciende y se convierte en una expresión artística más narrativa mediante los visuales.

Generalmente, se pueden distinguir dos clases de recursos que Hitchcock utilizaba para manejar el suspense en sus trabajos. Primeramente, aquellos que afectan a los fotogramas, escenas o secuencias; por otro lado, los que afectan segmentos determinados del film o en todo caso, la totalidad del largometraje para manipular el desarrollo argumental.

Foto: gq.com.mx

Habitualmente (y al mismo tiempo fundamentalmente) la técnica que utilizaba más en sus películas, consistía en exponer una idea concisa de forma visual a través de una misma imagen, que lograra hacerlo sin más problemas. De esta manera, el director eliminaba cualquier explicación a través del diálogo o de la música.

Por ejemplo, en The Shadow of a Doubt (1943), la protagonista debía llegar a una biblioteca antes de las 09:00 p.m. Sabiendo esto, Hitchcock mostraba un reloj de un edificio en primer plano mientras el personaje corría para llegar a tiempo a su destino, sugiriendo que no lograría llegar a tiempo. Esto generaba tensión y conflicto entre la necesidad del personaje y las condiciones del entorno en el que se encontraba, que se transmitía a los espectadores.

Articular precisión en cada escena es un rasgo característico de Alfred Hitchcock, de eso no hay duda alguna. Sabiendo esto, se entiende que este famoso director trabajaba de un modo en el que buscaba exprimir el lenguaje cinematográfico lo más posible, para mantener al espectador en vilo durante la cantidad de tiempo necesaria, para evitar caer en un breve sobresalto que tan solo emocionara por un pequeño momento.

Comunicar a través de la imagen era la especialidad de este icónico director. Y, ¿cómo no podría? Si cuenta con obras notables como Vértigo (1958), Psycho (1960), The Birds (1963), Rear Window (1954) entre su repertorio.

Autor: Sebastián Gutiérrez.

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