Perseverancia, talento y paciencia.
Foto: warp.la
Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro, El castillo ambulante y Ponyo, estas son algunas de las películas que Hayao Miyazaki dirigió; podríamos decir que es el sensei del cine de animación y que su contribución a este arte ha llegado a impactar la vida de millones de personas sin importar su edad, género y nacionalidad.
Miyazaki nació en medio de la Segunda Guerra Mundial, el 5 de enero de 1941 en Tokio, Japón. Su padre hacía parte de una empresa que fabricaba timones para los aviones de la armada imperial japonesa, y pese a que por la guerra les iba muy bien, la familia tuvo que trasladarse muchas veces debido al conflicto; en una ocasión cuando Miyazaki tenía cuatro años de edad, el lugar donde vivían fue bombardeado de tal manera que tuvieron que huir en medio de la noche a través de una ciudad que era consumida por las llamas. Este primer contacto con la crueldad y violencia, fueron forjando en Hayao una postura antibélica y pacifista.
Pero el dolor y el trauma de la guerra no fueron los únicos que impactaron la vida de Hayao Miyazaki, otro gran dolor llegó años después, cuando su madre contrajo una tuberculosis espinal que la mantuvo postrada a una cama por más de 8 años. Pero el tormento y la desolación que a algunas personas las llena de resentimiento con la vida y el mundo, hizo el efecto contrario en Miyazaki a quien le enseñó la fragilidad del ser humano y de la vida misma, pero también la fuerza y el valor de las personas para luchar incluso en los momentos más adversos, sobretodo le enseñó a ver el fortaleza, baluarte, la entereza y la lucha de las mujeres a través de la su madre.
Su amor por los aviones que es evidente en su película Se levanta el viento (2013) vino de su padre, y Hayao Miyazaki encontró su propia manera de volar, pero a diferencia de su padre, él lo hizo a través del anime. Un momento determinante en su amor por la animación ocurrió cuando Miyazaki asistía secundaria, en el año 1958 Hakujaden se estrenó y fue la primera película animada japonesa, tras ver esta película Hayao no solo se enamoró de la protagonista sino que él mismo sintió el ardiente deseo de convertirse en animador.
No obstante, cuando llegó el momento de decidir que carrera estudiar, Hayao optó por la economía ya que sentía que esta iba más cercana a los ideales de su familia, pero pese a elegir los números sobre el arte, su inclinación por la animación lejos de dimitir, crecía con el paso del tiempo, hasta que en 1963 la pasión por el anime y la animación lo llevó a profesionalizarse, y terminó siendo parte de la compañía Toei Doga, que en ese momento era una de las más importantes empresas dedicadas a la animación.
Hayao Miyazaki empezó desde abajo y con una mezcla de talento, perseverancia y algo que solo podría describir como la entrega total de su alma, que se desbordaba de amor en cada trabajo, fue creciendo hasta llegar a ser jefe de animación.
Su tiempo en la compañía no fue perfecto, incluso llegó a convertirse en el jefe del sindicato de trabajadores, donde se acercaría más a su compañero Isao Takahata, para ese entonces conoció a la artista Akemi Ota, con quien terminaría casándose un año después.
Tras varios años de trabajo en la compañía, de colaborar y engrandecer muchos proyectos, Miyazaki se retira y se incorpora a Tokyo Mubi Shinsha (TMS), allí se reencontro con Isao Takahata y juntos empezaron a trabajar como directores de Rupan Sensei. Gracias a la experiencia que adquirió como director, Hayao Miyazaki se sintió preparado para encarar un proyecto en solitario y realizó el cortometraje Yuki No Taiyo en 1972 a sus 31 años de edad y aunque este no resulto como esperaba, le permitió mostrar elementos que se volverían característicos en sus futuras obras, como el fuerte vínculo con la naturaleza, y una protagonista joven y dulce que va atravesando la madurez con curiosidad y valentía.
A pesar de que la realización de su propia película quedó en suspenso, Miyazaki trabajó como animador de grandes sucesos a nivel mundial como Heidi, dándole su propio toque. A sus 37 años de edad volvió a la dirección con la serie Mirai Shonen Konan, esta experiencia le permitió evolucionar como director y lo preparó para el momento en que surgió la posibilidad de concretar su primer film como guionista y director.
Rupan sansei: Kariosutoro no shiro, fue su primera obra y pese a que no recogió lo esperado y a algunas críticas malas, terminó convirtiéndose en una película de culto y demostró lo preparado que estaba Hayao Miyazaki para dirigir largometrajes incluso con el tiempo en su contra, pese a esto, pasarían varios años antes de volver a realizar otro film.
Fue hasta sus 41 años cuando por fin todo su trabajo se empezaría a encaminarse a cumplir su sueño de crear productos donde pudiera plasmar su visión en cada parte de la historia, y aunque no fue fácil y empezó con la presentación de un manga creado por él llamado Kaze No Tani No Naushita, en 1984 tras superar varias dificultades, se estrenó la película, que terminó siendo un éxito rotundo, ¡y Miyazaki demostró de nuevo su capacidad para crear historias profundas, su postura ecologista y anti bélica. Y aunque el éxito del film fue impresionante, la compañía que apoyó el proyecto no estaba pasando su mejor momento y en junio de 1985 quebró, pero como el final siempre puede ser el inicio de algo mucho mejor, este cierre fue el inicio de dos nuevas compañías por un lado Pacific Animation Corporation y por lado Miyazaki, Takahata y Toshio Suzuki fundaron el reconocido Studio Ghibli, como dato, fue el mismo Miyazaki, quien nombradía a la compañía, recordando que ese era el nombre que en Italia le daban al viento caliente del Sahara y a su vez lo remitia al avión Caproni Ca. 309 Ghibli. El significado de este nombre, era básicamente la búsqueda de darle un nuevo aire al anime y lo lograron.
Bajo las alas de Ghibli, Miyazaki dirigió el castillo en el cielo, mi vecino Totoro que se convirtió no solo en una obra que trascendiera el tiempo y terminara impactando la vida de todos aquellos que la veían sino además Totoro se convirtió en la mascota de la compañía. Con el viaje de Chihiro ganó el Oso de Oro en el festival de Berlín y el Oscar a mejor película de animación, y así continuó creando obras que le llegaban al corazón a grandes y a niños, hasta el que anunció su retiro en el 2013 tras la presentación de su film Kaze Tachinu o Se Levanta el Viento. Pero parece ser que regresará este 2023-2024 con una nueva película, la cual sus admiradores de todas la edades esperan con gran ansias.
Miyazaki es la muestra perfecta que el proceso es fundamental para llegar a la meta, que algunas veces las cosas toman su tiempo y tardan en llegar y lo importante no es que lleguen rápido o a temprana edad, sino que cuando la oportunidad se asoma por la ventana uno esté preparado para aprovecharla al máximo, que tanto las cosas hermosas de la vida como los dolores más grandes nos forman y nos forjan y si mantenemos un corazón positivo, nos pueden ayudar a dar mensajes importantes y a descubrir que es lo que queremos contar. Perseverancia, talento y paciencia, esta fue la mezcla o la clave del éxito de Hayao Miyazaki.