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El ojo de pez es el objetivo para distorsionar por excelencia. Esta óptica nos permite retratar la realidad de otra manera, dándole a quien ve la fotografía, la sensación de estar presenciando un mundo distinto al que vivimos. En este artículo exploraremos un poco esta interesante óptica, sus aplicaciones y la infinidad de posibilidades que podemos obtener.

¿Qué es un objetivo ojo de pez?

Como lo mencionamos con anterioridad, este objetivo tiene la particularidad de distorsionar los elementos. Esto se debe a que la óptica es muy angular, al punto de tener un ángulo de visión de 180 grados, y a que la distancia focal es mínima, estando entre 8 y 16 mm. Es decir que casi nada se te va a escapar de tu campo de visión.

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¿Qué debo tener en cuenta al usar un ojo de pez?

Lo primero que hay que tener en cuenta es su capacidad de distorsión. Si por ejemplo en la escena cuentas con líneas rectas, el ojo de pez las convertirá en curvas, las cuales serán cada vez más pronunciadas a medida que se alejan del centro. Por eso, teniendo en cuenta lo anterior, debes considerar siempre poner el elemento que menos quieres distorsionar en el centro, y los elementos que consideras funcionan distorsionados, a los lados.

Las ventajas que puedes encontrar con el ojo de pez es su gran profundidad de campo y la sensación que te genera de estar en la escena. Esta última se debe precisamente a que este objetivo se acerca mucho al ángulo de visión del ser humano.

También debes tener en cuenta que estos objetivos no suelen venir estabilizados, ni cuentan con un motor de enfoque en sus presentaciones más económicas.

¿En qué puedo usar el ojo de pez?

Una de los usos más comunes del ojo de pez son las fotografías arquitectónicas y de paisajes. Al contar con un ángulo de visión tan amplio, estos permiten apreciar plenamente los espacios. En el caso de las fotografías arquitectónicas, estas espectacularizan la obra arquitectónica, sin embargo no son ideales para fotografías arquitectónicamente más técnicas, es decir, aquellas que se usan de referente de estudio para los arquitectos.

En la fotografía de paisaje, es recomendable jugar con los elementos compositivamente. Siempre ten presente la línea del horizonte, trata de componerla de tal modo que la distorsión de la misma, a medida que se aleje del centro, lo haga de una forma amigable con el ojo.

Otro uso que puede darse es en retratos. Eso sí, ya depende de cuál sea el objetivo del mismo. En este caso, ten presente siempre qué quieres destacar en la fotografía, ubícala en el centro, y deja que las otras partes del cuerpo se deformen. El truco está en el encuadre que uses, así que explora cuáles te convienen.

Por último, uno de los usos que puedes darle al ojo de pez es la fotografía 360º. ¿Por qué? La razón es que, al tener una visión de 180º, puedes capturar mucha más información en menos tomas que en, por ejemplo, un objetivo 18-55mm. Con apenas cuatro fotos puedes capturar todo el escenario. ¿Por qué en cuatro? Hay que recordar que en fotografía de 360º, tal y como se hace en la fotografía panorámica con otros objetivos, se debe tomar capturar parte de la información de la primera toma en la segunda, parte de esta en la tercera, y así sucesivamente. Además, podrás corregir distorsiones innecesarias en la fotografía resultante.

Así que sácale provecho a tu ojo de pez. Es una buena adición para tu equipo.

Artículo basado en: http://www.blogdelfotografo.com/ojo-de-pez/

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