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El séptimo arte busca inspiración en obras notables del pasado

El séptimo arte es relativamente nuevo a pesar de tener más de un siglo de existencia, sin embargo, por esta razón es común encontrar semejanzas con otras artes hermanas, la influencia es clara y ha sido así desde su inicio. Muchas pinturas famosas han sido plasmadas en la gran pantalla a través de referencias visuales que pueden ser claras para muchos, pero imperceptibles para algunos otros.

Las primeras películas mostraban una versatilidad de teatro, danza y cotidianidad que era muy difícil de ocultar. Aunque, con el paso del tiempo, la belleza visual del cine ha transformado a la pintura como uno de sus principales referentes a la hora de encontrar inspiración.

Muchas películas que conocemos en la actualidad poseen icónicas escenas que se acercan sutilmente a muchas pinturas famosas. Ya sea en modo de homenaje o inspiración, esto se realiza con una planificación milimétrica que busca representar las artes pictóricas a la tercera dimensión cinéfila.

Algunos ejemplos son claros, pero vamos paso a paso. Primero podemos mencionar la clara inspiración de Guillermo del Toro para construir sus famosos monstruos: Francisco de Goya.

Este último es el mayor exponente del expresionismo, siendo un completo precursor en su época, tiempo en el que logró exponer temas mitológicos e históricos en sus obras, aparte de realizar unos cuantos retratos.

Guillermo del Toro es conocido por presentar diferentes personalidades y monstruos en sus películas. Este director mexicano creó al hombre pálido, personaje interpretado por Doug Jones en El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006), inspirándose principalmente en algunas obras expresionistas de Francisco de Goya (específicamente en Saturno devorando a su hijo). De esta manera, logró conseguir el diseño que buscaba para su icónico monstruo.

Por otro lado, tenemos el ejemplo de Paul Thomas Anderson, quien toma ideas de pinturas desde el Alto Renacimiento hasta el clasicismo francés. Esto se nota en películas como There Will Be Blood (Paul Thomas Anderson, 2007), donde el director refleja su inspiración de algunas obras del pintor francés Jean-Hippolyte Flandrin (quién dedicó gran parte de su vida a la pintura histórica y el retrato).

Por otro lado, en su film Inherent Vice (Paul Thomas Anderson, 2014) se refleja una clara referencia de La última cena de Leonardo Da Vinci.

En la película Moonlight (Barry Jenkins, 2016) se inspira en la obra del artista belga René Magritte, uno de los pintores surrealistas con más influencia en toda la historia del arte. Esto ocurre en una de las escenas más icónicas de este film ganador del premio a Mejor Película de la academia en el año 2017.

Por su parte, el director William Friedkin pone su grano de arena en su más famosa película, El exorcista (1973), tomando inspiración en el mismo artista que Barry Jenkins, pero en un género muy diferente al de Moonlight, el terror.

Pero, ¿por qué el director decide inspirarse en una pintura para retratar una película de terror? Pues, Friedkin encontró un perfecto contraste del bien y el mal en esta pintura, siendo este precisamente el tema principal de este clásico largometraje.

Estos tan solo son algunos ejemplos, sin embargo, podemos reconocer que realmente el séptimo arte busca inspiración en obras notables del pasado. Es bueno recordar que todo tiene una raíz y que prácticamente ya todo está inventado, por lo que innovar no se trata de crear algo completamente nuevo, sino darle la vuelta a lo que ya conocemos para hacer algo no visto antes.

La influencia de las pinturas famosas en las películas que vemos hoy en día no es algo nuevo ni será algo que dejemos de ver, siempre estará de algún modo presente ante nosotros como espectadores.

Autor: Sebastián Gutiérrez.

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